
Un muro de piedra seca es algo muy especial. Todo el mundo no puede no sabe o no quiere asumir el reto que significa abrir una zanja, reunir un gran montón de piedras de todos los tamaños y formas, y comenzar a colocarlas de forma que sin argamasa alguna se unan en un todo que sea capaz de soportar un importante peso. Hay personas a las que iniciar y finalizar un muro aporta mucho a su estabilidad emocional, familiar y social. No se crean U

ds. que embarcarse en una tarea tan dura es algo que pueda cualquiera. Para hacerlo hay tener una voluntad inquebrantable, saber visualizar claramente su finalización, tener una necesidad que colmar o cubrir, y sobre todo es necesario sentirse artista. Por otra parte, además, se necesitan colaboradores, entendiendo por tales personas que no sean gandules y se tiren al corte aunque sea con ropa y calzado recién estrenado.
Los jurdanos saben mucho de piedra seca, de portillos y de bancales. Habría que hacer un monumento al trabajador de la piedra.
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